viernes, 21 de enero de 2022

El origen de la educación laica

Dejar a Dios fuera de las escuelas fue un proceso largo. Decidir por una educación secularizada fue el resultado de la revolución de las ideas de los hombres. ¿Cómo fue este proceso?

Por Galdino Enríquez Antonio

COCIFE News

Aunque han pasado más de dos siglos desde la aparición de uno de los movimientos intelectuales más notables de la historia de la humanidad – la Ilustración de mediados del siglo XVIII – sus postulados continúan influyendo en diversas áreas, como el Derecho, la Educación, la Economía o la Religión.

Este movimiento tuvo sus orígenes a finales de la Edad Media, contrario a lo que nos ha mostrado, cuando aparecen el Renacimiento y el Humanismo, que buscaban sustituir la influencia de la Iglesia Romana por la gloria Grecolatina. La Revolución Científica y los grandes descubrimientos geográficos favorecieron al advenimiento de nuevas formas de pensar y de hacer las cosas, trayendo como consecuencia “el reemplazo de los criterios de autoridad y fe” heredados del medievo. (Villanueva y Hernández, 2018:54)

La forma en que la Iglesia de Roma y las casas reales condujeron al mundo en época feudal, llevaron a la humanidad por un camino distinto a lo dispuesto por Dios en su Palabra. Esta situación hizo que los hombres letrados, que vivieron a lo largo de los siglos previo al movimiento ilustrado, comenzaran a dar la espalda, no solo a la iglesia y sus enseñanzas, sino a Dios mismo, al colocarlo fuera de los espacios de desarrollo del conocimiento.

Así, la Revolución Científica colocó a la razón científica en contra de la razón religiosa y, por ende, nos separó de Dios en el proceso. Más tarde, el Racionalismo hizo lo propio, señalando que el hombre puede conocer la realidad haciendo uso de la razón únicamente. De acuerdo con Tafoya (2011:61), “La razón desplaza la idea de Dios como el centro del mundo y coloca al individuo en el nuevo eje.”

Estos principios también emergieron en el Empirismo, al plantear que uno puede hacerse del conocimiento de la realidad a través de la experiencia propia. Lo mismo ocurre con otras corrientes de pensamiento, como el Positivismo, la Evolución Social o el Marxismo.

Para cuando aparece la Ilustración en el escenario de la Historia, algunas ideas se habían consolidado y otras toman fuerza en las voces de los ilustrados. Estos plantean que el progreso y desarrollo humano se debe a la razón y la ciencia; además, consideraron que el orden social depende de la capacidad de los hombres y no de la providencia divina.

Haciendo uso de las ideas de la Ilustración, quienes encabezaron la Revolución Francesa impulsaron una educación y una forma de hacer ciencia de un modo secular, tanto que el Positivismo, que llega años más tarde, considera que la sociedad avanza por la voluntad y el control humano.

Producto de estas enseñanzas tenemos una educación secularizada, que confía más en los postulados de la ciencia que en Dios mismo. Esta educación deja a los hombres sin la esperanza que solo Dios puede ofrecer en medio de las congojas que nos toca vivir. La educación laica coloca a los estudiantes en un plano similar al que la iglesia colocó a los hombres durante la Edad Media, al señalar que la única verdad válida es la suya, en este caso, que Dios no tiene cabida en el quehacer cotidiano.

Cuando Jesús vino a esta tierra, la influencia grecolatina era tremenda en el mundo y el escenario espiritual de aquellos días fue descrita por Elena G. de White de la siguiente manera: “la humanidad parecía muy próximo a caer en su más bajo nivel. El fundamento mismo de la sociedad estaba minado. La vida había llegado a ser falsa y artificial… lo que estaban impartiendo al mundo eran tradiciones y especulaciones que adormecían la mente y el espíritu. El culto a Dios <<en espíritu y verdad>> había sido suplantado por la glorificación de lo humano…” (White, 2013:68)

¿Dónde colocará a sus hijos? ¿En una escuela secular, con principios laicos, o en una institución que promueva la confianza de los hombres en Aquel que todo lo puede?

"La verdadera educación no desconoce el valor del conocimiento científico o literario, pero considera que el poder es superior a la información, la bondad al poder y el carácter al conocimiento intelectual. El mundo no necesita tanto hombres de gran intelecto como de carácter noble. Necesita hombres cuya capacidad sea dirigida por principios firmes." (White, 2013:203)


Referencias:

Tafoya, M. (2011). Introducción a las Ciencias Sociales. CDMX, México: ST Editorial.

Villanueva, F. y Hernández, J. (2018). Introducción a las Ciencias Sociales. CDMX, México: Book Mart.

White, E. (2013). La Educación. CDMX, México: APIA / GEMA Editores 


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