En México existen
muchas opciones de estudios para la Educación Media Superior. Cada una de estas
opciones tiene bondades específicas, aunque pocos alumnos los tienen claros al
momento de hacer una elección.
Por Galdino Enríquez Antonio
COCIFE News
En los últimos años se ha observado en la institución un
fenómeno, por demás interesante de analizar. Al ingresar los alumnos a la
Escuela Preparatoria, de una u otra manera se les hace distintos
cuestionamientos, entre las que se encuentra la pregunta sobre sus inclinaciones profesionales. Muchos
estudiantes señalan con emoción sus aspiraciones universitarias y otros indican
un “no sé”, que preocupa tanto a padres de familia como a docentes.
Entre un 65% y 80% de los alumnos que dieron el nombre de
una carrera universitaria, terminan por cambiar, a lo largo de sus estudios
preparatorios, la profesión de sus sueños. Este
fenómeno se acentúa hacia el final del bachillerato, cuando la
efervescencia de trámites preuniversitarios (fichas, exámenes de admisión,
documentación, etc.) se vuelve más frecuente entre los compañeros de clases.
Los que inicialmente otorgan un “no sé” como respuesta, son
los más susceptibles a cambiar con frecuencia sus inclinaciones profesionales.
Lo más grave del asunto, es que los
alumnos no cambian sus preferencias profesionales dentro del área de la carrera
previamente señalada. Por ejemplo, aquel alumno que señala sus deseos de
estudiar medicina, al cambiar de carrera debería hacerlo en una profesión afín,
como odontología, nutrición, geriatría o enfermería. Pero ocurre lo contrario,
cambian por una ingeniería, algo que tenga que ver con negocios o buscan una
opción entre las humanidades.
Hace algunos años asistí a una reunión en una Institución Pública de Educación Superior, que capta un número considerable de estudiantes de Bachilleratos públicos y privados. El coordinador académico de dicha institución nos presentó a los asistentes unos datos muy preocupantes, ya que encontraron que uno de cada dos estudiantes en los primeros semestres, ya sea que se dieran de baja, cambiaran de carrera o se iban a otra institución académica. Estamos hablando de un 50%, un porcentaje muy alto, que si el alumno no lleva las herramientas apropiadas, no podrá hacer frente a los retos que esto implica.
Cuando los alumnos con indecisiones en sus inclinaciones
profesionales se inscriben en un bachillerato tecnológico o con áreas
terminales de estudios, la situación se agrava. Para estos casos, la alternativa recomendada es cursar los
estudios preparatorios en un Bachillerato General. Una opción como esta,
permite al estudiante contar con un abanico de posibilidades universitarias,
aunque decida en el último momento la profesión a estudiar; además, cualquier
sistema universitario acepta los estudios de bachillerato general, cosa que no
ocurre con algunos otros sistemas de Educación Media Superior.
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